domingo, 10 de agosto de 2008

NO A LA GUERRA EN OSETIA DEL SUR

Es una auténtica locura. La guerra vuelve a ser la norma de resolución de conflictos multiseculares en Transcaucasia. Da la impresión de que los politicastros de turno siguen sin aprender las lecciones de la agitada historia de las relaciones georgiano-rusas desde la Edad Media. Pero lo peor es la incapacidad de la organizaciones internacionales, ONU, OTAN, UE, OSCE, para evitar esta clase de conflictos entre los señores feudales que gobiernan Rusia y Georgia tras el derrumbe del régimen de la buguesía de Estado Soviética. Da la impresión de que, lejos del siglo XXI, hemos vuelto de nuevo a los tiempos del Congreso de Viena, del general Yermólov y del sangriento zar Nicolás I. ¿Durará otros cuarenta y tres años el conclicto de Transcaucasia como la guerra de los mencionados general y emperador rusos? ¿Están Rusia y Georgia en condiciones de soportar un conflicto armado de semejante envergadura? Tal vez se trate solmente de una serpiente verde de verano cargada de patrioterismo ruso y georgiano por lás cúpulas dirigentes de ambos países para ocultar el drama de supervivencia que está viviendo cotidianamente la inmensa mayoría de la gente de estos dos páises. Sr. Medviédev y Sr. Sakashvili, les hago un llamamiento a la racionalidad, a la modernidad, a la civilización y a la paz. Incluso me ofrezco a Vds. como mediador en el conflicto para que llegue la paz lo más pronto posible a sus países. Tengo cinco hijos, tres hijas rusas y dos hijos con sangre española, rusa, ucraniana y georgiana.
Quiero un mundo mejor para todos ellos. Ayúdennos a conseguirlo, Sres. Medviédev y Sakashvili, mediante el ejercicio de la razón frente al de la fuerza. Ello revelaría que el espacio geográfico possoviético merece también formar parte de una Europa Unida por demostrar una madurez política y de ciudadanía que hasta el momento brilla por su ausencia. La guerra no es una solución a los problemas, sino un acicate de éstos que los va trasladando de generación en generación, aumentándolos en progresión geométrica. Por eso esta guerra no va a beneficiar ni a rusos, ni a georgianos, ni a osetios, sino que los va a hundir más en la oscura caverna de la sinrazón, del odio y de la estupidez, algo que facilita solamente el desarrollo de las más siniestras perversiones del ser humano. Por eso, como humanista y hombre de ciencia, y antes de que sea tarde, solamente me queda pedir la paz y la palabra.

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